Quisiera poder mirarte,
contemplar tu esperanza serena
estar en tu compañía,
colmar de plenitud unos instantes,
llenarme de miradas
genuinas,
de palabras verdaderas,
de tu historia sentida.
Déjame escuchar tu
silencio sonoro,
perpetuo de sentimiento,
que en tu mutismo va mi
historia prendida;
de momento callas y
esperas;
sintiendo mi sangre tu eterna cercanía.
Déjame entrar por un
momento,
aunque sea para luego
dejarte,
déjame ver tus palabras
ocultas,
déjame escuchar tu mirada escondida.
Déjame conocerte, escudriñarte,
déjame mirarte,
que en tu mirada va mi historia prendida.
(Nurchy Barri 1992)
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