El ave voló otra vez
dejó su prisión atrás,
se fue en busca de nada
porque todo lo tenía ya;
su nido no pudo contener
aquello por lo que nació.
Adiós pequeña morada,
adiós carcelero,
si hubieses entendido
que mi alma no tiene
dueños
que nadie me corta las
alas,
quizás volaríamos juntos,
dentro, fuera, en todos
lados,
llenos del todo, llenándolo
todo,
porque somos todo
y al mismo tiempo nada.
Unar Idycula
-1999-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario será bien recibido, gracias.