El sol secó los cristales
de mi almohada,
la lluvia se llevó
brillantes lágrimas,
me bañé de luz y de
intensidad,
alce al horizonte mi cara
mojada
para mirar aquel radiante día.
En el largo viaje de
búsqueda y libertad
es duro el camino para
notar
que el sol está en
nuestros cuerpos
que el amor corre en nuestras venas…
Mis lágrimas regaron la
tierra que había de pisar;
bebí de mi vaso la
tranquilidad,
y de este barro fluyó lo
que estaba dormido,
se esfumaron restos de mi telaraña.
Qué ironía, tan cerca mi
esperanza;
y yo corriendo tras
muchos fantasmas.
Nurchy Barri -1993-