Insisto, insisto; jamás me doy por
vencida...
pese a todo este ruido en mi cabeza;
algún día se actualizará el
prisionero,
abrazando en consciencia a su
carcelero.
Ruido y más ruido en esta cabeza,
y yo buscando el nutrido silencio;
el silencio que el prisionero anhela,
y habita escondido la cárcel de los
ruidos.
Ruido por fuera, ruido por dentro,
y yo anhelando el nutrido silencio,
pero el autómata carcelero tiene
miedo;
y grita mientras más se libera el
prisionero.
No me rindo, persevero, insisto,
sé que un día quedará libre el
prisionero,
abrazando en consciencia al carcelero,
uniéndose en creativo y perpetuo
silencio.
Unar Idycula
26/05/2019
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