Unar apareció en aquella esquina, cuando yo ya me disponía a regresar a mi casa después de un intenso y agotador día. No la esperaba, no habíamos quedado para vernos, es más, llevaba muchos días sin saber de ella, no contestaba a mis llamadas. Ya estaba yo pensando que había sido abducida por alguno de los personajes de los sucesos que me narra. Sin más preliminares me pregunto «¿Tienes tiempo?».
―Sí, pero si no te importa preferiría que fuésemos a mi casa.
―No, hablemos ahora.
― ¿Por qué? ¿Qué pasa?
―Ya te lo diré más adelante, solo te contaré unas cuantas cosas, seré breve.
La verdad es que ya eran demasiadas respuestas para más adelante, pero os aseguro que las tengo apuntadas. Entramos a una cafetería en la Plaza de Sol. Le pregunté que donde se había metido todo este tiempo, me contestó que básicamente había dejado de verme para protegerme.
― ¿Protegerme? ¿De qué, de quienes? Vale, no digas nada, no puedes decírmelo y “ya me lo dirás más Adelante”.
―Pues eso mismo, pero ya puedes conocer mi verdadero nombre, me llamo Trínity.
―¿Me has dado un nombre falso?... Vale, vale, no pregunto por qué, ya sé lo que dirás, que me lo cuentas más adelante... Estábamos con el tema de la desconexión, porque de alguna manera me toca por dentro mis propios recuerdos de la infancia.
―Pues bien... Todo lo que te estoy narrando, no son más que mis propias experiencias; vistas a la luz del conocimiento que progresivamente he ido accediendo. Pero no siempre ha sido así, es decir, antes sólo existían todas estas vivencias que generaban en mí muchas interrogantes, además frustración y confusión al no saber interpretarlas. No pretendo ser protagonista de nada; sólo percibo y siento que debo comunicar todo esto, pero no de una manera teórica, ni como “un copia y pega” de lo que se me transmite, y que siento como certezas resonantes en mi corazón.
El conocimiento, verdaderamente consciente y humano, nos pertenece a todos; no existe un propietario o custodio que deba atesorarlo como suyo, haciéndolo registro de su propiedad y autoría. Así que cada persona transmisora del mismo, no es ni autora ni propietaria, y esas personas simplemente están al servicio de una red en cadena, en la cual de unos a otros se va pasando el testigo de dicho conocimiento. El trabajo consiste en ayudar a que otros también se vayan haciendo conscientes.
Así que sólo soy la autora y protagonista de las experiencias que te narro, y que el conocimiento consciente del que te hablo, me permite ahora comprender e interpretar; haciendo constructivas dichas vivencias, primero para mí misma, y luego al servicio de quienes resuenen con todo esto, aunque sea mínimamente; porque sienten dentro de sí mismos la inquietud de que nada es lo que parece, ni nada es como nos lo cuentan y siguen contando.
Tú eres una de esas personas; pero como nada se escapa a la vista de los gestores planetarios, siempre habrá interferencias y saboteos para impedirlo, esto es lo que ha estado sucediendo por estos días, en los que era imposible conectar contigo sin que corrieras peligro. Voy ahora a hacerte una pregunta ¿Estás totalmente segura de que quieres seguir recibiendo esta información? Has accedido a escucharme porque pensabas que me ayudabas con algo relacionado a una edición o publicación, pero no es así. Es el momento de que sepas realmente en que planeta vives. ¿Quieres saberlo?
―Me haces esta pregunta porque ya conoces la respuesta. Lo has dicho tú misma, es mi momento; has sabido observarlo, que es ahora. Pues sí, quiero. Pero qué hay de especial en mí para que te ocupes en ello, o esos que desconozco quiénes son, para que quieran evitar que te pongas en contacto conmigo.
―Debes evitar por todos los medios sentirte especial o superior en relación con otros. Hay muchos y muchas, no eres especial por esto. Precisamente; cuando alguien en actitud de maestro o maestra se te acerque "enjabonándote el ego" con algo así; pon en cuarentena sus intenciones. Te lo digo igual que todo lo demás, por experiencia; me ha pasado una vez, y cuando caes en la trampa de la superioridad espiritual, es complicado salir de ella, pues es un ego muy potente que te impide observar quien eres realmente.
―¿A ti te ha pasado?
―Sí, he sido tan mundana como cualquier otro; y es posible que esa pared que tenemos allí en frente, esté más consciente de lo que yo estuve alguna vez. Lo único que me ha diferenciado del resto, es haber nacido con algún "driver diferente en mi ordenador biológico", es decir en mi cerebro; esto por muchos años sólo me generó sufrimiento y soledad. Pero ya no, esto es pasado... Debo ausentarme por un determinado periodo de tiempo, pero volveremos a vernos. Sólo te digo que estés atenta a tus sueños.
―¿A mis sueños?
―Sí, a tus sueños, apúntalos.