Año nuevo… Los primeros días de cada año, suelo revisar apuntes, notas, cuadernos que voy llenando a lo largo de los meses con reflexiones acerca de lo que leo, observo o me cuentan...
Me encontré con mis notas de una conversación con Unar; ese fue el nombre que me dio Trínity nada más conocernos; luego me dijo su verdadero nombre. Yo había titulado aquella nota como: Los Visitantes Nocturnos. Me di cuenta de que como casi muchas de las cosas que ella me contaba, estaba inconclusa, pues ella misma se hacía preguntas a las que no les encontraba respuestas. Había transcurrido algo de tiempo de aquello, me parecía que tanto ella como yo habíamos avanzado bastante, ella más que yo, pues me llevaba algo de ventaja.
Decidí llamar a Trínity, con suerte estaría en Madrid. Nunca me ha contado por qué viajaba tanto, yo, que suelo ser bastante hermética con mis asuntos personales, tampoco se lo había preguntado jamás; siempre daba tiempo a cualquier persona que llegase a mi vida, a que me contase sus asuntos privados si así lo sentía; pero la verdad, prefería generalmente que esto no fuese una práctica constante, si no era por un asunto de verdadera necesidad de comunicar algo para poder aclararse o aclararme, si era yo misma quien hablaba de mí, o para dar, recibir alguna reflexión válida y coherente para el momento que se estuviese atravesando. Pero, hablar por hablar; realmente me resultaba un desperdicio de vida y un aburrimiento.
Trínity estaba en Madrid; era domingo después del día de Reyes, así que quedamos para comer juntas. Me dijo que vendría acompañada, pero no me dijo con quien, que era una sorpresa. Era la primera vez que la recibiría en mi casa.
La vida de Trínity había dado un giro significativo; había terminado por fin con su anterior pareja, se había mudado definitivamente de Madrid a una ciudad con costas al mar, y además tenía un nuevo compañero de vida. Todo esto ya me lo había contado en conversaciones anteriores; pero era ahora cuando me hacía parte de su nueva realidad, así que tenía la sospecha de que vendría acompañada de él.
No me equivoqué y observé que se avecinaba una velada larga y algo interesante, pues al presentarme a Ignacio, su pareja; me dijo que podría hablar con total libertad ante él; pues estaban ambos al mismo nivel cognitivo y de consciencia. Yo, mientras terminaba de preparar la comida, se me agolpaban las preguntas; pues no me imaginaba a una Trínity romántica y enamorada, de la misma manera que yo ya había descartado en mi vida repetir ese formato. Pero... “La vida nos da sorpresas”.
Ya sentados los tres a la mesa, y yo feliz de ver a Trínity en una al parecer armónica y complementaria relación de pareja; traje a colación el tema de Moteo y mi curiosidad por saber qué había sido de aquellos acontecimientos con este personaje, de lo cual yo había dejado notas.
―Bueno... «Contestó Trínity». Yo pasé poco tiempo siguiendo a Moteo e interactuando con su grupo de seguidores, y con el mismo Moteo. Como te conté en su momento; comenzaron a sucederme cosas no muy agradables, como sentirme observada en casa muchas veces, así como una vida onírica un tanto perturbada. Luego de aquellas experiencias, me alinee un poco más conmigo misma, y como ya te he dicho algunas veces, hay cosas que me llegan del mundo onírico y me ayudan a tomar medidas y decisiones.
―Ayer, «Intervine yo», cuando encontré mis notas, intenté entrar a la web de Moteo, y me salió este mensaje: sitio web bloqueado debido a un troyano.
―En la temporada en que yo era seguidora de su web y estaba en sus redes sociales; «Prosiguió Trínity», mantenían ese conflicto activo, decían que les cerraban sus cuentas, que les bloqueaban las redes. Yo llegué a la conclusión de que no era más que un juego para dar un reflejo ficticio de ser una gran y preocupante disidencia. Pero no, no lo son.
―Cuéntanos tu vivencia onírica … «Dijo Ignacio».
―Cuando me di cuenta de sus intenciones y manejos, quise hacer algo al respecto, alertar a otros; pero no lo hice… Tuve una vivencia onírica llena de símbolos, pero con un mensaje muy claro. Veía a Moteo y a sus seguidores como si fuesen una orquesta, los vi tocando una música que hacía mucho daño a quienes la escuchaban o prestaban atención. Quise hacerles oposición, me acerqué a decirles que pararan la música, pero hicieron lo contrario; comenzaron a tocar más y más fuerte, tanto, que me vi debilitada. Retrocedí y decidí dejarles, no hacer nada, pues no estaba preparada para ello. Luego de mi corte con ese movimiento; cesaron las molestias, tanto en el mundo onírico como en esta realidad.
―Pero también hubo algo más que comentaste el día que me hablaste de Moteo; aquello de que unos seres que intentaron intervenirte dijeron que tenías los códigos para compartir. ¿Has llegado a la comprensión de que significaban esas palabras?
―No, aún no. Pero tampoco me he centrado mucho en ello, pues no quiero arriesgarme a que mi mente termine activando en mí algún ego de ser especial o algo por el estilo. No le he dado mayor importancia.
Seguimos comiendo y saltando de un tema a otro, algunos triviales y otros en plan reflexivo, Ignacio era un hombre con mucho sentido del humor, y muchos de sus apuntes, aunque profundos; terminaban por sacarnos carcajadas de risas. Estaba tan a gusto; que me arriesgué a pedirles que pasasen la noche en mi piso. Ellos aceptaron gustosos.