jueves, 20 de enero de 2022

Reflexiones sobre el arte de la poesía




 Mario Quintana, poeta brasileño, solía decir:

 "Todas las artes son diferentes manifestaciones de la poesía".

Conocemos muchas formas de arte: verbal, sonora, plástica, gestual, etc. La poesía y la prosa literaria, como la narrativa, por ejemplo, son artes verbales.

La poesía es el arte de la palabra. 

La variedad de estilos y ritmos musicales conforman el arte sonoro, el dibujo, la pintura, la fotografía, la imprenta y la escultura son artes visuales, la danza es el arte de los signos. 

Según una antigua definición, las artes plásticas son "poesía muda". Comparto esta idea, ya que  las diversas formas de arte dan expresión a la imaginación humana y a la habilidad técnica. 

Así que el arte sin poesía no existe. 

La poesía es una forma creativa de expresión que puede manifestarse de muchas maneras, no solo con versos; y es también una de las expresiones literarias más antiguas de la humanidad. En el mundo antiguo, la poesía se cantaba con acompañamiento instrumental, con flauta o lira. De allí deriva el nombre de "poesía lírica".

Los sonidos de las palabras y el ritmo de los versos constituyen la música del poema, ya que un poema tiene ritmos, cadencias y sonidos que hablan de nuestras emociones y sentimientos más profundos.

Cuando leemos un poema en voz alta, podemos percibir su ritmo. La repetición es la base del ritmo; a esto se le llama lectura interpretativa. 

Recursos de la poesía: 

El poeta tiene varios recursos para la construcción del ritmo: el tamaño de los versos o versos poéticos, el uso de las rimas (identidad de los sonidos al final de las palabras), el acento (sílabas fuertes X sílabas débiles), repeticiones de sonidos vocales (asonancias) o grupos de consonantes (aliteraciones), el encuentro de vocales, la combinación estrófica, etc.

El verso es cada línea de significado que compone el poema.  En un poema, los versos se agrupan en estrofas  (esta palabra proviene de la estrofa italiana y significa 'habitación'), o en versos que siguen el ritmo poético. De esta manera, en la poesía las palabras crean versos, los versos crean estrofas y las estrofas crean poemas. 

Hay dos tipos principales de verso: el verso tradicional u ortodoxo, es decir, el verso rimado y regular, que obedece a reglas de metrificación fijas (como el conteo de sílabas o el formato de estrofa), y el verso moderno o libre. En realidad, es difícil definir el verso libre, ya que puede ser uniforme y libre, es decir, más "suelto". La característica obvia, pero no esencial, es que prescinde de la rima. El verso libre parece más abierto a las ansiedades de la modernidad. Sin embargo, en nuestra poesía moderna nunca se ha abandonado la rima.

Curriculum (Soy Poeta)


¿Quién soy? ¿Quién eres?
Pregunta incisiva, perpetua;
si surge del mental enaltece,
puede que también acompleje...

¿Quién soy? Me pregunto,
¿Quién eres? Me indagan,
me cuestionan por parecer poco,
por parecer que soy nada...

Soy poeta de antes...
de mucho antes de nacer;
sin permiso de los letrados,
disculpas señores os pido.

Que puedo ser; eso lo sé,
lo soy sin pensarlo ni buscarlo,
lo soy, en mí lo encontré;
 también esto nace y me encuentra.

Nace de mi humano ser,
de mi capacidad humana,
de un tiempo que no recuerdo;
así que no tengo un papel...

No tengo un papel, señores,
pues esto nunca estudié;
amo la voz de mis versos,
la siento real, eso sí que lo sé...

Callar esa voz no puedo,
antes sonámbula, confundida,
hoy cada vez más despierta;
"sin permisos", soy poeta...

Mi corazón así se expresa;
no sé si de títulos él entienda,
es mi método y mi sistema,
escribo al abrir su puerta...

Soy poeta, señores,
eso sí que lo sé.



viernes, 14 de enero de 2022

Otraocy Osamás (Relato autobiográfico)

 


Una Historia, Un Seudónimo...

Cuando era niña, como todo niño, niña; me encantaba dibujar, me encantaba la música, las manualidades, todo tipo de creatividad.

La verdad es que no tenía yo muchos recursos, así que echaba mano de lo que me encontrase, una piedra, una rama, una hoja, una flor seca, un alambrito, un botón, un trocito de tela, un papel, y alguno que otro lápices de colores, lo mínimo indispensable que me podía permitir en aquellos tiempos.

Esta inclinación nata permaneció en mí, así que como era poco habladora, pues era mi manera de expresarme conmigo misma básicamente, y de interactuar con lo que veía; dibujándolo, reconstruyendo, reformando, adaptándolo, transformando.

¿Por qué el seudónimo Otraocy Osamás?

Bueno es una forma irónica de reírme del pasado, de reírme de los modelos preestablecidos de la estructura, del adoctrinamiento, de los formatos implícitos que consideran que la creatividad, el arte es de tontos, posiblemente de perroflautas como dicen aquí en España, de gente vaga que no quiere verdaderamente trabajar, solo se puede tener como un hobby porque con eso no vamos a llegar a nada, no vamos a conseguir ganar dinero, ni salir adelante ni nada, y que está reservado para unas élites que sí se pueden dar el permiso de no trabajar, porque tienen rentas, dinero y dedicarse a ello no les robará el tiempo necesario para sus subsistencias.

El tema es, que viniendo yo de una familia de pocos recursos, no era precisamente aquello a lo que yo debería o podría haberme dedicado, me he rebelado ante esta imposibilidad, pero el aspecto de las artes plásticas por resultarme costoso en la adquisición de sus materiales, en aquellos tiempos de mi adolescencia y juventud primera, aunque esta no es tampoco realmente una excusa válida para haber tomado aquella decisión; pues así lo fui relegando, abandonando, pero siempre estaba ahí latente queriendo aflorar queriendo surgir, queriendo comunicar.

Escudriñando lo que hay detrás de esta intención…

Para ver si existe la tendencia de querer parecer especial o de ser reconocida, valorada por ciertas aptitudes; a lo mejor en un pasado reciente hubiese yo querido esto, pero en este momento francamente siento que no. Si os digo la verdad, no me importa la valoración ni el reconocimiento, no hay pretensiones de fama ninguna, pero sí básicamente de expresarme, comunicarme y disfrutar con lo que hago; y si a alguien le gusta mi trabajo, obviamente poder intercambiarlo por algo de dinero, y entonces un disfrute se transformaría en esa energía dinero que todos necesitamos para sostenernos en esta estructura planetaria.

Bueno… ya sin más vueltas, prosigo con lo que comencé a decir…

¿Por qué el seudónimo Otraocy Osamás? Tenía yo cerca de los 17, cuando vino a mi casa una amiga a quien yo apreciaba, pero mayor, ella ya era una señora casada y con un hijo. Yo la recibí con mucha alegría y entusiasmo, y encima le enseñé unas dos o tres pinturas que había hecho en unos soportes improvisados, con unos óleos que me habían regalado por el día de mi cumpleaños, y que eran los primeros de mi vida. Esta mujer me miró fijamente, aún recuerdo aquella mirada de desprecio y de «ninguneo»; me dijo qué te pasa, estás sin oficio, estás ociosa.

Sí, me llamó ociosa porque yo había hecho unos dibujos. Se me cayeron las alas del entusiasmo y los guardé, los escondí… Sucedieron más cosas, pero es lo que hay, y no soy la única ni la primera, creo que nos ha pasado a la gran mayoría de personas con tendencias creativas; siempre existe esa «energía contraria exterior» que envía a un o una «emisari@» para qué influya nuestro interior, para que abandonemos todo intento, toda intención de disfrute y de expresión de nuestra creatividad, es lo anormal normalizado, es lo que más y no digo siempre, suele ocurrir, y no lo contrario.

Pero, no me voy a poner como una víctima de las circunstancias, fui víctima de mis mismas elecciones por no sostener la fuerza y la valentía de seguir adelante con mi deseo, en pos de expresarme creativamente, así que fui víctima de mis mismas elecciones, al dejarme influir y desalentar por ese exterior agresivo y represor.

Ahora con unos cuantos añitos encima…

Esto vuelve a resurgir, vuelve a aflorar y como he dejado de ser esa niña adolescente vulnerable, acomplejada e insegura, pues me siento con mayor valentía, sintiéndome fortalecida ante lo que pueda surgir, sean críticas, descalificaciones, burlas… Realmente me da igual, porque como no intento buscar la aceptación y el reconocimiento, ni la comparación con algún genio de las artes plásticas, porque además no lo soy ni lo pretendo, ni nada que se le parezca, pues ante cualquier comentario o valoración negativa; ninguna mella hará en mi conciencia, ni en mi autoestima.

Así que si os parece, si os gusta alguna de las composiciones que iré publicando en este blog; pues sí, las vendo, podéis simplemente escribirme y trataré de atenderos lo mejor posible en esta relación.

Otra vez me he ido «por la esquinas», prosigo. A partir de aquel momento pues yo dejé de pintar, abandoné varias intenciones de formalizar estudios en esta área, empecé, pero no seguí ni culminé ninguna de esas iniciativas; y ahora cuando he retomado esto en esta etapa de mi madurez, me he acordado de aquel episodio, con esta amiga que me llamó ociosa, entonces, asumiendo que el formato convencional del planeta un gran, en un gran porcentaje, podría, y aclaro que no todos piensan así; entender que una persona que se dedique a las artes creativas, en cierta forma es porque está ociosa, no tiene todo el trabajo que deberíamos tener los seres humanos para terminar reventados de cansancio y desear solo llegar a casa a dormir, y por eso es obvio que no deberían quedar fuerzas ni ganas de impulsar nuestra creatividad. Por eso digo y asumo que desde esa perspectiva, soy otra ociosa más.

Así que ese es el origen de mi seudónimo, solamente que lo he dividido en dos palabras y la -i- de Italia, la he sustituido por la –y-, la cual sí es parte de mi verdadero nombre. Pues dentro de este seudónimo largo y compuesto, lleno de ironía y del estigma de la creencia o del concepto planetario hacia nosotros los creativos; existo yo la verdadera, yo la –y- griega; como una pequeña porción, o chispa de mi Ser que está dentro de ese nombre y en medio de todas las contradicciones planetarias en dónde me muevo para expresarme como lo vaya sintiendo.

Nadie me enseñó a dibujar…

Igual que nadie me enseñó a escribir poemas. Pero, aun así, me siento poeta. Fue a los 8 años cuando descubrí que podía hacerlo, por el camino he ido aprendiendo a utilizar las herramientas lápiz, soportes, colores, etcétera, y a desarrollar mi observación, pero principalmente a ver detrás del objeto sus posibilidades, evolución, mutaciones…

El mundo infinito de la creatividad está en todo lo que me rodea, es la esencia de todas las cosas, y está principalmente en aquello que generalmente no se deja ver con la vista material. Esta visión, esta percepción, esta tendencia nata, por tantos años bloqueada, reprimida, es lo que fluye ahora ante mi valentía de darle expresión, aunque no haya pasado por la Academia.

Como he dicho al principio, he comenzado estudios en artes plásticas que académicamente no he desarrollado; pero sí he concluido una Licenciatura en Música. Me he desempeñado como profesora de música desde infantil a universitario y directora de coros. Tengo formación en Musicoterapia y en esta última área, he trabajado con personas de la tercera edad.

Este último párrafo se lo dedico a los que odian a los autodidactas y a todo aquel que según los prejuicios instalados; opina que quien no ha sacado un título es por tonto o por vago.

Me siento en todo mi derecho de expresarme creativamente como me parezca, valoro y respeto la formación académica en todas las áreas del saber. Admiro la valentía y la perseverancia de todos los artistas, de aquellos que eligieron seguir el camino de sus vocaciones por encima de todos los obstáculos.