La esencia de este texto es que la felicidad y el disfrute son el destino deseado en cualquier proceso de la vida, incluyendo la expresión artística y el autoliderazgo. El arte se considera una actividad estética y comunicativa que permite a los artistas conectarse con lo más puro de sí mismos y experimentar la felicidad durante su proceso creativo. Del mismo modo, el autoliderazgo implica desarrollar un “YO” consciente y volitivo para guiar la vida en medio de otras facetas anárquicas y autodestructivas de la personalidad. La idea central es abrazar el proceso creativo de la vida con alegría y convertirse en artistas de la creación y expresión de nuestra propia realidad, evitando obsesionarse con la perfección o el reconocimiento externo. En última instancia, se destaca que la felicidad es el destino genuino y real, mientras que la tristeza es inútil y no deseada en este viaje hacia el éxito y el mejoramiento personal.
Nurchy Barri
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